y bueno, siemrpe tiene que haber personajes secundarios, actores de reparto, no?
"por lo menos, en mi vida, quiero ser la protagonista!" si, marin, pero lo que no pensaste es que, a veces, es más importante ser actor en la vida de otro
y mientras ella estaba en la barra, con sus labios rojo sangre, como la sangre que derramé de mis ojos, y él se le acercaba, maravilloso, con su traje a rayitas de solapar ancha, a enamorarla indefectiblemente, irremediablemente, maravillosamente, yo estaba allá, al fondo. sentado en una mesa que no le importa a nadie. ni al director. un personaje que antes, en algún momento de la película, decía "la mesa está servida", pero ahora ya ni eso. ahora, reducido a ese que está allá al fondo, con una camisa mugrienta, tomándose una ginebra horrorosa, mirando de lejos como él, perfecto, seductor (siempre ÉL tiene que ser perfecto y seductor) le hablaba. le invitaba otro martini, mientras le decía que el rojo de sus labios era como el de su corazón, dado vuelta sobre la mesa. y la sangre que se derramara de mis ojos tantas noches en que la lloré en silencio, ahora se coagulaba, poniéndose negra, transformándose en una masa asquerosa y pútrida que más que un amor, parecía los restos de una obsesión mal desentrañada
ahora ella deja la boquilla larguísima sobre la barra, y él la toma del brazo. y se van juntos, mirándose embelesados. las mejillas de ella, rosadas como hace tanto no las veía. fresca, preciosa, como siempre. como nunca. maravillosamente enmarcada por la presencia de él, imperturbable, excelso.
y mi corazón, negro, dado vuelta en el parquet, pisoteado sin querer por ella cuando pasa a mi lado, sin siquiera notarme, con esos tacos altísimos que la hacen más mujer
mezclado por
martes, septiembre 06, 2005 | 2:12 a. m.