estar así, en la cama con vos, tu mano en la mía....
y tener que escuchar como tus palabras me laceran, mientras tu otra mano se posa dulcemente en mi torso
la luz del amanecer arrancándonos los retazos de oscuridad, dejando al descubierto nuestros miedos y vanidades
es más difícl esconderse a plena luz del día, pero todavía nos queda la frazada azul que tiene las dos quemaduras de cigarrillo y cenizas por todos lados