si uno va a ir a meterse en el hades para rescatar a un amigo q acaba de morir y uno quiere q vuelva, que es lo primero q hace?
se busca un cómplice!!!
lo que pasa es q esta vez, el q se había muerto era mi orgullo, mi dignidad.
y así, munido de la escudera de turno, cinturón negro en maldad oportuna, premio nóbel en comentarios ácidos, nos dirigimos hacia el lugar.
que no era
porque en le lugar donde se suponía que estaba ese lugar, había otro lugar. así q en ese lugar nos mandaron a otro lugar, donde sí estaba el lugar al que queríamos llegar.
y llegamos (medio preguntándonos para que)
en la entrada al averno nos encontramos con un hada celeste que no explicó como sortear las dificultades del guardián de la entrada, que se la daba de esfinge, pero más se parecía al seis de arsenal de sarandí.
una vez adentro, y tras hacer una parada estratégica en boxes, nos internamos en las huestes oscuras, para buscar el trofeo de mi dignidad embarrada, perdida por goleada en el partido de ida, dispuestos a recuperarla de visitantes.
ahí nos cruzamos con una criatura mitológica, mitad giselle rímolo y mitad la mona giménez, que agitaba sus carnosidades enclaustradas en el interior de un vestidito asquerosamente exiguo. También estaba melissa, diosa pagana del desdén, sobre quién pesa la maldición de tener que pasar el resto de la eternidad contoneándose sensualmente alrededor de cuanta persona se le posara en los suburbios de su humanidad; sushi, un efebo algo desvirtuado que derrochaba feromonas, ímpetu y codazos cual calesita desvencijada con la caja de cambios trabada en quinta, el hadita celeste, que más que heladita estaba voladita, y se la pasó revoloteando por todos lados, cual mosca que se lleva por delante el vidrio de la ventana, pero no porque no se de cuenta, sino para ver cuantas veces se puede golpear antes de que le salga sangre, un narciso-dark-alterna-chica-con-pelo-corto muy entretenida siendo cariñosa con una copia más o menos igual a ella, y finalmente, cindy pink freezita, emperatriz de vestales y bacantes, dueña del juego, ama suprema del deseo y la desdicha, y, para el caso, custodia del trofeo que yo había ido a buscar
así que, haciendome de todas las fuerzas de que fui capaz, entablé la más difícil de las batallas. fué bastante sencillo enfrentar a los esbirros secundarios, pero la reina del corazón de hielo opuso fuerte resistencia a mi implacable ataque de indiferencia, por lo cual, decidí replegar mi ejécito y acampar temporalmente para recuperar feurzas. mientras tanto, apreveché para bajarle línea a la morocha glamorosa, a ver si se deja de joder con el chinito y se busca algún señor un poco más complaciente, y me dediqué a disfrutar de un mirador más que interesante.
finalmente, secundado por la morocha glamour y mi seductora y malísima escudera, emprendí el esforzado camino hacia la salida, con parada obligatoria en la última batalla.
resulta q las tropas enemigas se habían entregado a la diversión disipada durante mi ausencia, y su estado físico no era el mejor.
ya me había enterado yo por un espía que cindy había perdido momentáneamente el conocimiento, y al tenerla frente a frente para despedirme, se paró con un esfuerzo conmovedor, y con su mejor cara de alma desamparada que necesita que la quieran, me dijo "me desmayé!", y se puso a esperar que yo me condoliera
"si, me enteré"
me dí media vuelta y me fui
ni una vez volteé para verla
la única estatua de sal habría sido yo. pero afortunadamente, morocha, chica mala y yo pudimos llegar a nuestros respectivos, casi casi, enteros.
y con la frente alta
quizás me haya costado la esperanza
pero ahora mi dignidad resplandece en un estantecito arriba de la chimenea (al lado de la acuarela de dudosa belleza)
igual, me pregunto.....
valía la pena?
mezclado por
domingo, septiembre 19, 2004 | 9:35 p. m.