estoy en el centro del laberinto
no importa hacia donde mire, sólo veo interminables corredores que llevan a ninguna parte
en mi bolsillo, siete llaves que abren las puertas de los placeres del mundo terrenal
pero mi alma permanece cautiva, informe, dormida en los brazos de la mujer vampiro, que me la arrebató, a la espera de devolverla cuando realmente valga la pena llevarla adentro del pecho.
sólo llegando al final del laberinto, y tras superar la prueba de reconocer a la criatura del averno y vencerla en su propio juego, tendré otra vez conmigo...